Cada elección que tomamos puede dar lugar a un destino u otro, se abre un abanico de posibilidades infinito, lo curioso es que no sabemos cuál es la decisión relevante que cambiará algo y cual no, simplemente lo podemos suponer, pero en el fondo no somos conscientes, por mucho que ciertos ''cuerdos'' piensen que tienen las riendas de su vida, en realidad vamos dando tumbos, te equivocas, caes, te levantas y vuelves a caer. Quiero creer que a la cuarta vez que se tropieza con la piedra no volvemos a caer, quiero creer hasta que hay personas que no caigan una segunda. Hoy estoy optimista.
Las dimensiones que percibimos a penas son tres, solo tres míseras y la cuarta ni siquiera lo hacemos como matemáticas no me entusiasman me resulta más lógica la cuarta dimensión según la física; el tiempo, el cual parece ir solo en una dirección, para adelante únicamente, sin embargo, en el nivel macroscópico no, ahí ya te metes en la teoría de cuerdas y nada son puntos sino mini filamentos en forma de lazo, porque claro, un punto solo podría moverse en tres dimensiones sin embargo estas cuerdas superguays podían en cuatro, en un espacio-temporal de incluso más de cuatro dimensiones.
La cosa es que percibimos, 3-4, pero en teoría hay muchísimas más dimensiones hasta venti algo, somos como los protagonistas de la alegoría de la caverna de Platón, probablemente si nos enseñaran el ''fuego de la sabiduría'' nos daríamos cuenta que lo que concebimos como realidad igual es solo las sombras que proyectan lo que esté al lado de ese fuego, quizás tachemos de loco a quien salió de la cueva, ¿quién es el loco, quien se queda encadenado mirando las sombras o quien sale a investigar? Resulta que incluso en pleno siglo XXI la alegoría de Platón sigue siendo aplicable, ya no se condena a muerte al que piensa diferente, pero sí se le juzga y critica, a veces parece increíble que ciertos sujetos vivan en el mismo planeta que otros.
Al fin y al cabo preguntarse las cosas no es bueno, los tontos son los más felices como quien dice, asi que no esta de más hacerse un poco los tontos de vez en cuando. He dicho.
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