martes, 3 de septiembre de 2013

Ventrículas auriculares, ventriculares Aurículas

Evítalo, apártalo, empújalo hacia un precipicio de afiladas rocas porque te bloquea, hace que te falte el aire y colapse tu raciocinio. Pero por mucho que muera una y otra vez deja mella dentro, sí, dentro, en lo más hondo, aun así ganas la batalla, pero ¿cuándo es el fin de la guerra? ¿quiénes son los buenos y quiénes los malos? Quizás este en el bando equivocado, quizás sea una supuesta expedición y no debería cooperar. Por eso con el semblante calmado estáte alerta, no te confíes, nunca. Piénsalo porque pensarlo y sentirlo son cosas diferentes, muy congelado ha de estar esa víscera con aurículas y ventrículos para ser un subordinado del supuesto seso que no sexo (aunque en algunos individuos/as parece que han hecho un intercambio).

Cuando no ganas la batalla o estás a punto de perderla te sientes débil, con una carga, sin palabras y una voz (metafóricamente y si la oyes de verdad, mal asunto) que probablemente sea un pepito grillo maltrecho, escuchimizado y cochambroso (hablando mal y pronto en el dialecto yayil) susurra a tu oído con aliento de THC y destilando radicales de OH, susurra; no llegues a mí para conseguir esos opuestos. Después esta el pepito grillo de punta en blanco que tiene una puta de banco pero eso ya es otro cantar.

Así que rompe la barrera del sonido y deja oír una palabra, cruza un océano para dejar verter una lágrima y serás libre para liberar una sonrisa con el gesto más insignificante. La peor guerra es contra ti mismo/a, tu propio interior  pero cuando ganas una batalla te sientes invencible, imperturbable, fuerte. A veces, después te sientes el ser más estúpido del planeta por autodesobedecerte. Ese núcleo ventricular es un rebelde, es EL rebelde, la resistencia a lo ''racional'', sin embargo su completo liderazgo se convertiría en una anarquía y no creo que nadie este preparado para yupilandia, tampoco es propio del ser humano, por tanto, esa guerra ¿se termina algún día? No creo, pero quizás ahí se halle una de esas chispas. Y todos sabemos como termina la frase.

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